domingo, 28 de agosto de 2016

Pinuinos, pezes y perikitos

Domingo 28 de agosto
Diez días antes de la Vuelta al Cole

         Empiezo este blog en los últimos días después de mi primer verano como amo de casa, mientras un calor de horno entra por la ventana y mis hijos se están dando de hostias en su habitación. Que se metan a gusto, ya iré yo luego a castigar al que quede con vida... Pero no, obviamente no podemos hacer eso. Voy y vuelvo. Paciencia. Al fin y al cabo, sólo quedan diez días para la Vuelta al Cole.

         Claudia estaba viendo vídeos de gatos y Paquito quería ver vídeos de magia. Están tumbados en la cama de Claudia con el portátil escondido entre una maraña de peluches, la sábana en el suelo y varias docenas de tarjetas de visita garabateadas. Esta mañana han estado jugando a la tienda de animales y han puesto letreros, uno por cada tipo de animal. Había PINUINOS metidos en un cubo de la playa, con la arena de la playa formando pequeñas dunas a su alrededor, encima del colchón. Había GATICOS en un carrito de juguete, un PERIKITO colgando de la puerta del armario, agarrado a uno de los collares de su madre, PEZES dentro de un túper con agua, encima de la otra cama, y media docena de VUROS rodeados por un círculo de plasti infranqueable. La tienda de animales ha tenido que cerrar porque su único cliente, o sea yo, ha acabado hasta los cojones de levantarse de la mesa cada dos minutos para fingir que compraba un PERRO por cien euros o un CAVALLO por ocho céntimos, y ahora están en manos de la red de redes.

         Es mi primer verano como amo de casa, mi primer verano como opositor y el cuarto desde que me fui al paro a los cuarenta años, hace de eso cuatro años. Este mediodía les he hecho por vez primera puré de patatas y me ha salido genial, nos hemos puesto morados. He cometido el error de dejar la batidora en pie en medio de la olla mientras iba a la nevera a por algo más de leche y se ha volcado, arrastrando el bote de metal con el aceite usado. El aceite estaba recién sacado de la sartén, por lo que al ir a limpiarlo de los cajones y del suelo me he puesto los dedos al rojo vivo. Ahora hay una toalla de playa cubriendo el estropicio, a la espera de que me ponga a pasar la fregona. Claro que antes tendré que recoger la mesa y lavar los cacharros. Por suerte su madre ha quedado esta noche para irse de cena con los compañeros del restaurante, así que tengo hasta la 1 o las 2 de la mañana para desfacer el entuerto.

         Por lo demás mi hijo Paquito ya me está pidiendo la merienda aunque son las 5 y hemos acabado de comer a las 3 y media; Rosada, nuestro pez, está golpeando animadamente la pecera y Pinchitos, la tortuga autista, sigue en la misma posición en la que la he rescatado esta mañana del lavabo, donde Claudia la había metido para jugar un poco a las cataratas. Me he leído por encima el tema 2 de Correos y no acabo de entender la diferencia entre carta normalizada y sin normalizar. ¡Ah! Y acabo de recordar que llevo tres días sin regar las plantas; lo voy a hacer ahora mismo, antes de que se ponga a llover.

         La Palabra de Claudia: Raspichón. Herida de poco calado que te haces en el brazo, la pierna o la rodilla cuando tropiezas al ir por la calle corriendo. Es imprescindible que tenga algo de sangre, y sólo se cura poniéndole una tirita, como todas las heridas del mundo.
         Puede emplearse en sentido literal "Pijo, vaya raspichón me he hecho en la pierna, ponme una tirita" o metafórico "Cuando me veo a los 44 años en el paro, cuidando niños, tratando de volver a estudiar a mis años, siento un raspichón en el pecho que se me sale el alma".


         Seguidme en Twitter cuando me abra la cuenta.